domingo, 23 de enero de 2011

Tan fácil...

A veces es tan fácil lastimar a las personas. Son solo pequeñas personalidades que se cruzan en nuestro camino. Chicas que buscan una amiga, chicos que buscan una... ¿una qué? ¿Somos tan distintos hombres y mujeres? ¿Tanto que no logramos distinguir los pensamientos del otro? ¿Tanto que no notamos lo que realmente sienten, solo hasta que nos lo dicen ellos mismos? Es tan fácil seguir jugando, tan fácil ser el marionetista. Es facil saberlo todo y aún seguir con ese triste circo llamado amistad. Es fácil tener un amigo muy cercano, es fácil sonreírle y contestar simplemente con un sencillo “solo somos amigos”. Es tan fácil. Es tan rápido cerrar los ojos, seguir tanteando en la oscuridad, buscando aquello que todos te están entregando en bandeja de plata. Y no duele mucho, dado que estamos más ocupadas en sufrir por aquellos que nos hacen exactamente lo mismo que nosotras simultáneamente le hacemos a aquel que calificamos de nuestro mejor amigo. Se puede decir que es un círculo vicioso, uno en el que cada uno persigue a otro, quien está persiguiendo a un tercero. Es todo un círculo vicioso. Es tan fácil permitirse el burlar los sentimientos, tan fácil como fingirlos y quebrarlos. Es tan fácil jugar con otros, jugar mientras que dejamos que alguien más juege con nosotros. Es... todo es tan fácil, tan patéticamente fácil que hasta ni nos percatamos.
“Bueno, dado que ya no tiene caso el ocultar... ha llegado la hora de dejar de fingir, aunque sea por solo una fracción de segundo. Luego ya podremos seguir con esto...”